La tendencia del Sharenting trae muchas consecuencias negativas a largo y corto plazo: efectos psicológicos del menor de edad al no poder confiar en sus padres por miedo a la publicación por su parte en la redes sociales, el uso ilícito de imágenes posteadas, ya sea por parte de depredadores sexuales o de compañeros de clase para el ciberbullying, la huella digital que deja a su paso el publicar información que puede convertirse en sensible para la realización de fraudes cibernéticos, y el grooming por el que podrían ser víctimas, ya que el acosador tiene en sus manos datos e información que puede utilizar para engañar a su víctima.
Una vez que se han nombrado todas los problemas perjudiciales derivados del Sharenting, mostraremos algunas posibles soluciones:
1. Aplicaciones y advertencias
La mayoría de usuarios no leen las políticas de privacidad de los programas, apps o redes sociales que instalan, de igual manera no leen los manuales de instrucciones cuando se compran un televisor. Las redes sociales no son aptas para menores. La edad oscila dependiendo cual, en este caso vamos a ver que dice Instagram:
Instagram no recopila ni solicita conscientemente ninguna información de usuarios que no hayan cumplido aún los 13 años de edad, ni permite a sabiendas que dichas personas se registren en el Servicio. El Servicio y su contenido no están destinados a menores de 13 años. En el caso de que sepamos que recopilamos información personal de un menor de 13 años de edad sin el consentimiento paterno, eliminaremos esa información lo antes posible. Si consideras que podemos poseer alguna información de un menor de 13 años de edad o sobre este, ponte en contacto con nosotros.
Se vuelve a lo mismo: si son los padres o madres quienes publican fotografías o videos de sus hijos menores, son libres de recopilar y almacenar dicha información.
Quizás las redes sociales deberían incidir más en las consecuencias que conlleva el uso de las imágenes y dar otras alternativas a las mismas, como que sean privadas y solo sean públicas para personas de un solo grupo compuesto por familia y amigos.
2. La geolocalización
Por defecto, la mayoría de las fotografías hechas con teléfonos celulares contienen metadatos, como la fecha, la hora, si se usó o no flash, la resolución en píxeles y las coordenadas donde se tomaron las imágenes. Con solo la imagen, es realmente sencillo extraer la información de geolocalización. Y aunque puede parecer que no tiene importancia, si se trata de una foto de un menor de edad, cualquier depredador podría aprovechar esta brecha para acercarse a su víctima. Es por esta razón, que los metadatos no deberían de poder leerse de forma tan fácil.
Algo similar pasa con las opciones que dan algunas redes sociales, que permiten mostrar el lugar exacto donde se tomó la foto en la misma publicación. Aunque la mayoría tienen esta opción desactivada por defecto, son pocas las personas que no lo muestran. Solo hace falta recurrir al Hashtag mencionado anteriormente Instamamis y echar un vistazo rápido a las publicaciones. No se tarda demasiado en encontrar una publicación en que se ve el lugar donde se ha tomado la foto:
3. Actualizaciones de las leyes actuales
Tal como hemos visto en el apartado 3.5, las leyes actuales no recogen ningún artículo que proteja de manera alguna la sobreexposición de los menores en las redes sociales, siempre que sean los tutores legales quienes las publican. Por otro lado, las redes sociales no permiten el uso de estas en manos de menores de 13 o 16 (depende de cual) por lo que todo queda en manos de los padres. Bajo esta premisa, sería interesante el análisis y la actualización de las leyes para protegerlos de estos vacíos legales, ya que con la publicación de sus imágenes y videos no tienen voz ni voto.
4. La no monetización
Tal como se ha mencionado, los canales y cuentas protagonizadas por menores ganan cantidades exageradas de dinero, dinero que por supuesto gestionan y se quedan los progenitores, los encargados de administrar dichas cuentas. Quizás las redes sociales no deberían de permitir que las cuentas con menores detrás tengan la opción de monetización, quizás de esta forma, miles de cuentas de este tipo dejarían de existir (y así se evitaría la creación de nuevas cuentas).
5. La educación en el mundo digital
El auge de la tecnología ha llegado tan deprisa que la sociedad no ha podido actualizarse al unísono. A no ser que esas personas tengan una profesión relacionada con el mundo digital, la mayoría de personas no son conscientes de los peligros de internet. Por esta razón existen tantos casos de Phishing, robo de datos, crímenes bancarios, etc. Considerando esto, no solo por el peligro de la publicación de fotos de menores, es importante que en los centros educativos se empiecen a impartir clases relacionadas. Y para los adultos, quizás la información debería darse de forma más directa y sencilla, y evitar textos tan largos para advertir sobre el uso de las redes sociales.
Una solución efectiva
De todas las soluciones posibles para poder proteger a los menores, la mayoría depende de terceros: por un lado de las propias redes sociales que deberían de poner medidas para preservar la intimidad de los niños y niñas, y también dependen de los gobiernos de los países, que deberían de crear y/o actualizar las leyes. Bajo la dificultad de poder afrontar el problema con todos los puntos mencionados, la solución más realista sería centrarse en la educación digital. En este caso, a nivel digital, lo ideal sería crear una página web, centrada en los peligros del Sharenting, la publicación de contenido protagonizado por menores de edad. De esta manera, podemos concentrar la solución en la raíz del problema, que son los progenitores que administran este tipo de cuentas.
El sitio web podría tener una estructura parecida a la campaña utilizada por UNICEF para la concienciación del peligro de las redes sociales en niños y adolescentes:
https://www.unicef.es/educa/biblioteca/videos-educativos-riesgos-redes-sociales
En esta página se muestran 5 videos no muy largos, donde se muestran los peligros tales como que no se debería publicar en las redes y quién lo puede ver, a quien dan accesos al aceptar una “inocente” petición de amistad… En resumen, advierten de diferentes formas los problemas que pueden derivar del hecho de la publicación de toda la información íntima en internet. No obstante, esta campaña está enfocada a los propios menores (niños y adolescentes) y no a los adultos que hacen Sharenting. En nuestro sitio web se mostrarían videos cortos mostrando los peligros y consecuencias que conlleva esta tendencia, desde pornografía infantil hasta el ciberbulling, pasando por los daños psicologicos que pueden derivar del Sharenting. Los videos mostrados no tendrán un aire inocente, sino rompedor y frío, donde se enseñe se forma cruel y despiadada lo negativo del Sharenting. También se podrían conseguir testimonios de niños y niñas que ahora ya han crecido y pueden explicar desde su propio punto de vista las consecuencias psicológicas y sociales que les ha causado el hecho de que sus vidas y experiencias sean públicas. Otra idea sería el explicar una sola historia, protagonizada por un único individuo, y dividida en los principales problemas que deben afrontar a causa de su sobreexposición. Con esta campaña se buscará que el adulto se ponga en la piel del menor, que se sienta igual de vulnerable y desprotegido frente a los peligros de internet, y experimente como su intimidad y su vida no está controlada por sí misma, sino por otra persona que cree tener la potestad y el poder de mostrar lo que quiera de ella.
Mapa conceptual
Se debe ahondar en la raíz del problema, en este caso se deberá centrar el foco de atención en aquellos padres y madres que publican sin ninguna duda todo lo que hacen sus hijos. Todo a cambio de “me gusta” o dinero. Es importante poder concienciar de alguna manera de los peligros que conllevan estos actos, que en un principio pueden parecer inofensivos, pero que acarrean consecuencias mucho más profundas. Si todos los padres y madres supieran a ciencia cierta esto, quizás se plantearía seriamente si vale la pena el sacrificio.
A continuación voy a poner el texto de una historia de una persona anónima que explica su experiencia siendo hija de unos padres que practicaban el Sharenting. No puedo asegurar con exactitud si es una historia cierta, lo que sí puedo asegurar es que podría serlo perfectamente:
«Yo (17 años) fui criada por padres que hacían vlogs.
Comenzaron a hacer vlogs cuando yo tenía alrededor de 7 años y dejaron de hacerlo hace tres años. Quiero evitar en gran medida la especulación sobre quién es mi familia, por lo que no compartiré muchos más detalles. El canal tenía más de 500 mil suscriptores. Mis padres finalmente se detuvieron cuando hubo una crisis de salud mental en mi familia como resultado del canal (esto nunca se compartió en línea).
Si eres un vlogger familiar o lo estás considerando, lee esto y considera mi perspectiva. Hace tiempo que quería compartir pero no sabía cómo hacerlo.
Me encantó por un tiempo, me encantaba ser el centro de atención mientras la cámara estaba encendida y me encantaba recibir más juguetes. Dejé de amarlo cuando me di cuenta de que la única vez que recibía atención era cuando la cámara estaba encendida, y la única vez que recibía juguetes era cuando actuaba de la forma en que debía hacerlo.
Voy a enumerar algunas cosas que sucedieron y cómo nos afectaron.
Mis hermanos y yo estábamos tan paranoicos porque había cámaras sobre nosotros que el único lugar en el que nos sentíamos cómodos cambiándonos era en el baño con las luces apagadas.
No podía hablar con mi madre sobre nada cuando mi salud mental comenzó a empeorar porque tenía demasiado miedo de que lo compartiera en línea. Si le hubiera pedido que no lo hiciera, no habría habido ninguna diferencia. Ahora apenas tengo una relación con ella.
Mi madre consideró educarnos en casa para tener más tiempo para crear contenido durante el día.
La madre de mi mejor amiga dijo que ya no quería que mi amiga fuera mi amiga porque mi madre seguía filmándola sin permiso. A mi madre no le importaba lo molesto que estaba.
No tuve un solo momento privado. Mi madre me despertó con la cámara encendida y, a menudo, filmaba hasta que nos íbamos a dormir.
Nos filmó en el baño y, aunque intentó sacarlo de Internet, lo descargó y está en línea para siempre
Ella compartió cuando tuve mi período a pesar de que le dije que no quería que lo hiciera.
Alguien intentó secuestrar a mi hermana y lo encontró fácil porque sabían su nombre completo, dirección, escuela y detalles sobre ella. Mi hermana no sabía que él era un extraño porque sabía mucho sobre ella.»
Enlace a la fuente original: https://www.reddit.com/r/TrueOffMyChest/comments/yuzsno/i_was_brought_up_by_family_vloggers_and_it_ruined/
En este testimonio (que repito no puedo asegurar que sea verídico) muestran en gran medida algunas consecuencias mencionadas, incluso algunas que no he tenido en consideración, como el intento de secuestro que cita, derivado a la facilidad de localizar los datos por parte del depredador. Lo que más se destaca es la pérdida de intimidad y la desconfianza con sus propios padres.
Considero también, que poco a poco aparecerán más casos como este, el Sharenting está en auge, cada vez se crean más cuentas donde los protagonistas son los menores. Repito algo que ya he mencionado anteriormente: No se conoce ningún otro momento en la historia en que una generación de niños haya tenido una infancia tan pública. Quizás sea el momento de pararlo.